domingo, 23 de octubre de 2011

«Mi Padre y yo somos uno»,





"Cuando Jesús decía: «Mi Padre y yo somos uno», estaba resumiendo
los mayores arcanos de la religión. Y también nosotros, un día,
deberemos ser capaces de pronunciar las mismas palabras.
Algunos dirán: «Sí, pero Jesús no es como nosotros. Él era el
hijo de Dios, mientras que nosotros, pecadores…» La Iglesia ha
querido hacer de Jesús el equivalente de Dios mismo, la segunda
persona de la Trinidad, Cristo, un principio cósmico, poniendo
así entre él y los hombres una distancia infinita. Pero ¿es ésta
la verdad? Jesús, por su parte, jamás dijo nada semejante, jamás
pretendió ser de una esencia diferente a la de los demás hombres.
Dijo que era hijo de Dios, pero no reivindicó para él solo esta
filiación divina, sino que también resaltó la naturaleza divina
de todos los humanos. Si no, ¿qué significarían estas palabras:
«Padre Nuestro, que estás en los cielos», «Sed perfectos como
vuestro Padre celestial es perfecto» y también: «Aquél que cree
en mí hará las obras que yo hago, e incluso las hará más
grandes»?"
Omraam Mikhaël Aïvanhov

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