En la vida, la actitud lo es todo. Las circunstancias que han moldeado nuestras vidas son tan únicas e individuales como lo son nuestras personalidades - no hay dos que sean iguales - y sin embargo nuestra habilidad para crecer como individuos, evolucionar en seres más compasivos, amorosos y concientes, no depende de lo que nos ha sucedido, sino de nuestra actitud hacia estas situaciones. Cuando nos enfrentamos con lo más difícil, ¿qué hago, retrocedo o avanzo? ¿Me resisto o abrazo la situación para crecer más?
En última instancia, son dos las actitudes que tomamos en la vida: la de ser una víctima o un creador. La víctima no ve la belleza, ni la abundancia, ni la perfección que yace en cada momento, porque tiene una idea de cómo las cosas tendrían que ser, una idea que muy raramente se confirma, una idea que siempre está en contra de lo que realmente es. Esta inconformidad es enojo, es rabia - enojo con la vida, enojo con Dios - pero en la víctima se manifiesta como algo pasivo, una pesadez depresiva, inerte y hasta desinteresada, mostrándose más como tristeza que como rabia. Es odio a uno mismo, violencia hacia uno mismo. Esto es un rechazo fundamental a lo que es: es violencia hacia la vida misma.
La única forma de romper con este victimismo hacia la vida es tomando el rol de creador. Un creador alaba su creación; la víctima la critica. Un creador vive en apreciación; la víctima se queja, no tomando responsabilidad. Son totalmente opuestos. El creador abraza lo que sea que se presenta en su camino. Tiene un SI para todo, y entonces la vida es vivida en abundancia. La víctima, por otra parte, es resentida y negativa. No puede ver la perfección ni la belleza porque tiene una idea rígida de cómo las cosas tendrían que ser. Envuelto en un manto de pasividad, ésta es la rabia máxima: el rechazo a la existencia, la negación de lo que es.
Cuando sea que miro mi vida con un NO, con una idea mejor de cómo tendrían que ser las cosas, estoy rechazando la vida. Como no puedo controlar, entonces no voy a jugar. Como no puedo entender, no voy a aceptar. Así es el extremo obsesivo de un intelecto miedoso, sus complicaciones le chupan toda la dicha a la vida. La conciencia, en cambio, vive en unión con el corazón, no hay preguntas allí. Cuando tú eres lo absoluto la necesidad desesperada por entender desaparece, es absorbida por la alegría preñada de ser puro. El corazón no quiere nada más cuando ha encontrado el amor.
¿Cómo puedo transformarme de víctima en creador? Enfocándome en la conciencia, en la profundidad silenciosa que yace dentro de todos nosotros, hasta que me transforme en una mente sin pensamiento. ¿Por qué? No hay por qué. Solo es. Es solo la experiencia de ser eso. Cuando ves tu resistencia, déjala ir. Recuerda que cuando puedo fluir, cuando me entrego, estoy siendo Dios. Cuando peleo, soy ese niño resentido que no quiere tomar responsabilidad: hay algo que podría ser mejor en este momento...eso es injusto... Eso no es verdad. Porque Dios es todo. Dios es todo. Tú eres Dios en todo y todo es tu creación. Y Dios es dicha.
Isha - www.isha.com
Una victima por lo general tiene estas actitudes:
• Su forma de expresarse es con frases como: “Me hizo” “Por su culpa” “Mira como me trata” “No me deja” “Es que no se puede” “Es que no tengo” “Es que nadie me ayuda, me da, me considera, etc.”.
• Una victima suele condicionar su afecto: “Si no haces lo que “digo”, entonces “no eres digno de mi aprobación”.
• Una víctima por lo general cree que su suerte se debe: a su karma, su signo zodiacal, a su destino, a “su cruz”, a las decisiones del gobierno, a la posición de las estrellas, a que de pequeño su padre no lo apoyó, etc.,
• Una victima por lo general se enfada muy seguido con todo y con todos, porque no se comportan a “como él considera es lo mejor”.
• Una víctima suele tener amigos que le dicen lo que espera escuchar (y no lo que necesita escuchar), amistades que, además, le fomentan sus debilidades con frases como “Tu estás “bien”, el otro es quien esta “mal”.
• Una víctima suele ser presa de confusión muy seguido y de depresión o soledad.
• Una víctima se toma todo como “personal” y se siente agredida frecuentemente con comentarios o actitudes de los demás.
• Una victima siente que es “muy especial” pero que nadie se fija en esto.
• Una víctima depende de sus amigos y de lo que hagan los demás para sentirse ya sea “bien” o “mal”.
• Una victima es muy criticona, enjuicia mucho a los demás, vive comparando y dando su opinión.
Si tienes alguno o varios de estos “síntomas”, y deseas dejar de ser la víctima para arrancar una nueva vida, entonces tienes que empezar por dar estos pequeños pero grandiosos pasitos.
Tres pasos para empezar a convertir
esta debilidad en fuerza creativa.1. Lo primero es cambiar de perspectiva: si sigues creyendo que alguien vendrá a hacerte feliz o que alguien te ha robado tu alegría o impedido que lo seas, entonces no avanzarás mucho. Así que tienes que empezar por hacerte responsable de tu felicidad, y comprender que todos hacen lo que pueden: tus padres, novios, amigos, etc., han hecho lo que han podido y te han dado lo mejor de ellos, aunque no lo parezca. No les puedes exigir ni pedir más de lo que te quieren y pueden dar.
Lo mejor es aceptar lo que nos pueden dar con gratitud y luego, voltear a ver como puedes empezar a hacerte feliz. Entre más sepas hacerte feliz, más experiencias plenas podrás compartir con los demás, y menos dependiente serás de todo lo demás. El primer paso consiste, entonces, en dejar de quejarse y culpar a quien sea por tu vida, y decidir que desde ahora harás todo lo que sea necesario para realizar lo que verdaderamente quieres.
2. El siguiente paso consiste en aceptarte así como eres, y dejar de enjuiciarte, porque cada vez que te enjuicias, te conviertes en un enemigo de tu persona. En lugar de enjuiciarte, criticarte o sentirte “poco”, necesitas verte con mucha objetividad, encontrar tus debilidades y tus puntos fuertes, y empezar a actuar a partir de ahí.
3. Y el tercer punto, consiste en tener confianza y respeto por ti, no ponerte en situaciones que no te hacen sentir bien o que no te gustan, y empezar a crear imágenes de ti y de tu vida que te gusten y admires, y darte ánimos para empezar a llevarlas a cabo. Todo esto empezará a requerirte quizá esfuerzo y una nueva actitud para contigo y los demás, pero no pierdas de vista lo que amas, empéñate en dejar atrás las dependencias y los pretextos, y descubrirás con sorpresa poco a poco cuan fuerte y creativo eres.
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