Los niños Índigo y Cristal, al ser tan sensibles a todo lo que los rodea en su medio ambiente nos llevan de la mano a preguntarnos a nosotros los adultos por nuestra propia sensibilidad y a tomar conciencia que es desde nuestro propio Niño Interior que podremos ponernos en contacto con ellos.
La otra cara del poder es la vulnerabilidad en todos los órdenes.
La capacidad de percibir olores, colores, sonidos, el gusto por el agua pura y alimentos orgánicos, la posibilidad de escuchar conversaciones y ruidos a distancia, entre otras características, nos impulsa a nosotros a revisar como vivimos, cual es nuestro caudal sensible, nuestra propia conexión con el universo, con nuestro yo superior.
La vulnerabilidad de los adultos ha sido durante mucho tiempo la rigidez, la monotonía, el apego a lo establecido, la normopatía y la somatización reiterada como expresión de las emociones.
Así como en los ámbitos científicos desde hace ya varios años ha influido grandemente en el cambio de la visión del mundo en sus distintos aspectos, la Teoría de la Complejidad y el Caos, como generador de un nuevo orden, en las relaciones vinculares paterno-filiales en especial y en todos los ordenes, estos niños vienen a modificar la expresión del amor en cada uno de nosotros.
Los niños cristal pueden ser un espejo de nuestro propio autismo cuando la impaciencia nos gana o cuando el cansancio supera la capacidad creativa frente al dinamismo de ellos.
Los niños índigo, rompen el sistema del ritmo seguro y tranquilo de los días familiares que "ya conocen" lo que se le enseña a los niños.
Sabemos que los niveles de inteligencia están relacionados con los sistema culturales, y que muchas veces hay dificultades que expresan una asicronía entre la velocidad intelectual y la ejecución lenta de tareas verbales o graficas.
Esa asincronía es la que aparece entre ellos y nosotros, por su ritmo tan rápido frente al nuestro, por la atracción que tienen por las múltiples actividades que rápidamente caen en el desinterés.
Sin embargo, podemos poner en marcha juntos, nosotros con ellos, el gusto por el conocimiento y el afecto sostenido puesto de manifiesto en lo que nosotros les proponemos para juntos hacer bailar nuestros sentidos.
Relacionarnos nosotros desde la empatía es un aprendizaje renovado. Todos lo podemos hacer, es un ejercicio cotidiano que permite que nuestra mente descanse lo necesario para dejar lugar al corazón conociendo y sintiendo discriminadamente.
Podemos contarles a estos niños nuestro propio camino interior/exterior y exterior/interior. Compartir con ellos el recorrido de nuestra vida.
Podemos hacer correr nuestra capacidad lingüística junto a ellos, leerles cuentos siendo actores, escribiendo cuentos con ellos, recitando poesías dibujando su mensaje.
Podemos inventar lugares, dibujando mapas, construyendo naves, visitando pueblos, permitiéndole a ellos por este medio traer las vidas pasadas en forma de cuento y a nosotros recrear fantasías a veces olvidadas, a veces nunca dichas.
Podemos inventar instrumentos musicales, crear ritmos, danzar y cantar haciendo un coro con sus amigos y con nosotros, expresando la naturaleza de la alegría.
Podemos inventar laberintos, y aprender a perdernos, para luego razonar, ordenar, captar los estados de ánimo frente a disyuntivas.
Podemos dejar la indiferencia sentada al final del aula de la vida y ser niños/adultos con ellos, ser personas, humanos que decidimos sintonizar nuestra grilla personal con la grilla cósmica y sintonizar nuestra radio con las tres estaciones que Kryon nos recuerda están a nuestra disposición, la estación de la intuición, la estación de la intención y la co-creación y la estación del abrazo del ángel.
¡¡¡Podemos ser libres!!!
Lic. RUT COHEN
Psicóloga Clínica
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