Un niño Índigo expresa la frecuencia índigo, que es la vibración del chakra del tercer ojo, del entrecejo.
Los chakras son vórtices energéticos. El chakra del entrecejo unifica las cualidades del hemisferio derecho y del hemisferio izquierdo, y esas cualidades parecen estar más desarrolladas de lo normal.
Este mayor desarrollo del chakra del entrecejo es vivir de manera diferente no sólo racional e intelectualmente sino con las cualidades atemporales, psicomágicas, intuitivas, conscientes de realidades más allá de los que nuestros sentidos distinguen propias del hemisferio derecho. O sea, conscientes de que puede haber presencias angélicas, guías, seres de otros planos.
Es una frecuencia que unifica lo práctico con lo creativo.
Uno de los atributos de la frecuencia Índigo es no sólo el color de su aura, sino su alta vibración, es que nacieron con una visión de conjunto acerca de lo que se puede hacer para mejorar la vida en la Tierra, cambiar espiritualmente para tener revelación y realización.
La energía del Índigo es que las cosas no estén estancadas, que puedan cambiar rápido con el propósito de paz y armonía aunque la crisis que provoquen parezca ir en otro camino. Por eso las palabras claves para reconocer a un Índigo son liderazgo, entusiasmo, innovación, originalidad, creatividad, carisma, autonomía.
Crisis significa oportunidad; es la misión del Índigo, oportunidad para el cambio, a favor de la justicia colectiva. Es plantearse al Índigo como lo que somos todos, seres espirituales, magnéticos, biológicos que pueden usar las habilidades que los rodean, la ciencia, la biología, la química, el conocimiento espiritual, su capacidad energética, como herramientas en la vida para que ésta sea armoniosa.
La frecuencia índigo descubre lo que le apasiona... y han venido a cambiar la realidad en la que vivimos desde la conciencia, desde el amor.
Los niños Índigo y Cristal han venido a elevar la vibración del Planeta Tierra.
Se dice que alrededor del 85% de los niños nacidos después de 1992 son Índigos.
No hay dos índigos iguales, pero sí hay algunos con un mayor potencial enfocado hacia el arte, lo tecnológico, lo terapéutico o lo intuitivo.
Su etiqueta de hiperactivos se debe a su gran cantidad de energía. Pero no todos los hiperactivos son índigos, ni todos los índigos son hiperactivos, aunque puedan pasar por etapas hiperactivas.
La diferencia es que el hiperactivo no puede concentrarse en ningún lugar por la disfunción neurobiológica que en mayor o menor medida pueda tener.
Un niño hiperactivo tiene un movimiento más compulsivo y se mueve incluso cuando duerme. Demanda atención continuamente pero no presta atención, necesita siempre estar con alguien y aprende por repetición.
El Índigo sabe concentrarse siempre que tenga un aliciente creativo, necesita ser escuchado y demanda por ello la atención. Aprende por explicación porque puede escuchar, el hiperactivo no.
El niño índigo actúa con compasión, el hiperactivo no controla bien el espacio, tiene problemas psicomotrices y no es conciente de que puede hacer daño a los demás. El índigo es prudente, el hiperactivo no tiene sentido de temeridad; el índigo precisa explicación, el hiperactivo, repetición.
Al comenzar a hablar, el índigo lo hace con frases enteras, el hiperactivo lo hace con frases cortas, repetitivas, y con falta de conexión y coherencia con las realidades temporoespaciales.
Pero una diferencia esencial es que el índigo expresa sus emociones. Tiene aptitudes espirituales.
La autoestima en el índigo es alta, pero si se lo rechaza se resiente su sensibilidad y se cierra.
Los niños Índigo son llamados “Rompedores de Sistemas” para probar los limites allí donde los hubiera, los niños Cristal son los “Pacificadores”. La etiqueta de Cristal es porque son seres Crísticos, con su aura blanca o transparente, con gran capacidad telepática entre ellos (saben intuitivamente lo que otros están pensando) con una intuición muy elevada, y han desarrollado poderes naturales de sanación para ellos y otros (habilidades que pueden ser suprimidas por la instrucción adulta si se produce un daño psicológico).
Se comunican con asombrosa habilidad mentalmente con animales y tienen un respeto natural por toda la vida animal y vegetal. Son niños más solitarios, evitan las multitudes.
El quebrantar su confianza o el engaño constante y deliberado resultaran en angustia mental para estos niños. Los niños Cristal odian la confrontación, se quiebran emocionalmente, ellos irradian paz y tranquilidad y armonizan la energía que los rodea.
El rol de los Índigo es caos y confrontación; los Cristal harán cosas semejantes a los Índigo pero sin confrontación. Los Índigo son los predecesores, los que allanan el camino para la generación Cristal.
Índigos y Cristal reaccionan ante la autoridad injustificada, los Índigo ven la autoridad como un desafió e intentarán desbaratarla siempre.
Sólo con lógica y entendimiento lograrán progresos y respeto. Los niños Índigo son un poco más reservados, pero experimentan en forma extravagante y más ostentosa que los Cristal que se inclinan por el arte. No están muy alineados con lo práctico probablemente porque ellos están más equilibrados en lo que respecta a los hemisferios derecho e izquierdo de sus cerebros, con sus polos masculino y femenino.
Hay niños que despiertan a los 27 años a toda su potencialidad vibracional; la generación de los años 50 ha sido una bisagra para dar a luz en los 70 a estos niños.
Los niños Índigo son propensos a padecer afecciones en la piel tales como la Alopecia en sus distintas modalidades y el Eccema Atópico moderado y severo, dado que la piel es la cobertura de nuestro cuerpo y nuestra alma cuya función es ser frontera entre el mundo interno y el mundo externo, frontera que delimita y une, en la que se asientan nuestras emociones.
A través de la piel se establece un contacto privilegiado, el buen contacto establece el equilibrio y la armonía
Aprender a distinguir la palabra necesaria y oportuna en los distintos momentos del intercambio humano lleva su tiempo y los niños Índigo utilizan muchas veces su piel como intercambio relacional.
Habrá que modificar los vínculos afectivos para que ellos no sean testigos sometidos a la violencia de las somatizaciones porque el medio no les permite expresar sus opiniones y necesidades. De ahí que muchas veces su rótulo de hiperkinéticos y desatentos sea una comodidad adulta frente a lo novedoso de su generación.
Los nuevos niños por la Lic. Rut Cohen
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